Para mí, Basilea significa inspiración
«Mi profesión me lleva a menudo a nuevos lugares, pero en Basilea siento que he llegado. La danza me acompaña siempre, con ella expreso lo que siento. No necesito estar alegre o triste: me basta sentir lo que deseo transmitir, y Basilea me inspira para ello.
Cuando no estoy ensayando, muchas veces visito el Kunstmuseum Basel para admirar su colección de maestros antiguos o voy a la Fondation Beyeler. De esta última me gusta especialmente el parque Berower y sus instalaciones de Calder, Ellsworth Kelly o Ernesto Neto.
Me encanta la naturaleza, así que me gusta recargar las pilas en el Jardín Botánico de la Universidad de Basilea. Ya sea visitando la colección de orquídeas o disfrutando del calor del pabellón tropical, este oasis verde situado justo al lado de la Spalentor me permite relajarme en momentos de estrés.
Basilea es más pequeña que Barcelona, mi ciudad natal. Sin embargo, hay muchísimo por descubrir, aprender y vivir. Pero esto no siempre fue así para mí: cuando llegué a la ciudad me sentía algo sola y no sabía con quién quedar para comer o tomar una copa. Pero esa sensación no duró: basta darles un poco de tiempo para que los habitantes de Basilea se abran como una flor.
Ahora tengo muchos amigos suizos, ya sean compañeros de trabajo del ballet del Theater Basel o personas que he conocido en mi tiempo libre, al salir a bailar o en cenas con amigos en el casco antiguo de Kleinbasel».