Es difícil imaginar una música más magnífica. George Frideric Handel deleitó al público londinense en 1736 con una oda a Santa Cecilia, la patrona de la música. El glorioso oratorio está lleno de exuberantes proezas compositivas, lo que no es de extrañar en una obra que canta al poder de la música. Sin embargo, "Alexander's Feast; or, the Power of Music" (HWV 75) de Haendel sólo despliega todo su efecto con el poderoso canto de un gran coro.
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