Para mí, Basilea significa futuro

Herzog & de Meuron, Frank O. Gehry o Mario Botta son solo algunos de los destacados arquitectos cuyas obras pueden admirarse en Basilea. Aquí, en cada esquina pueden encontrarse edificios extraordinarios, tanto de la modernidad clásica como de la época más reciente.

Pero no son solo las obras de los arquitectos famosos las que fascinan a Andreas Ruby, director del Museo de Arquitectura Suizo (S AM). También le interesan las cuestiones relacionadas con la planificación del territorio, y considera que en Basilea aún hay mucho sitio para nuevos proyectos de construcción ambiciosos.

Déjese acompañar por el director de museo Andreas Ruby a sus lugares favoritos de Basilea:

«El primer edificio de Basilea que percibí conscientemente fue el centro de control ferroviario de Herzog & de Meuron, un edificio en principio trivial que este dúo de arquitectos de Basilea puso espectacularmente en escena. Ya antes de trasladarme desde Alemania sabía que esta ciudad poseía una arquitectura del máximo nivel mundial: pocos lugares del mundo cuentan con tantas obras de profesionales galardonados con el premio Pritzker como Basilea.

Entre mis edificios favoritos figura la central eléctrica de Birsfelden, una nave acristalada tendida entre ambas orillas del Rin. Parte del hormigón está pintado de verde, y los marcos de las ventanas son blancos, lo que hace que la central se integre bien en el paisaje. Estrictamente, el edificio está ya fuera del territorio de la ciudad, pero es un destino habitual para paseantes, ciclistas y corredores de Basilea. La Kraftwerkinsel o «isla de la central» situada justo detrás es una popular zona de baño.

La azotea del Hospital Universitario de Basilea es uno de los lugares públicos más especiales de Basilea. La mayoría de la gente no sabe que es de libre acceso, y ofrece una de las mejores vistas sobre la ciudad.

Para mí, crear espacio público es uno de los aspectos más importantes del urbanismo. Un magnífico ejemplo de ello es la Werkraum Warteck pp., una antigua fábrica de cerveza que hoy alberga restaurantes, estudios de arte, oficinas, viviendas y terrazas abiertas a todo el mundo las 24 horas del día.

Y es que el espacio público no solo debe estar en calles y plazas sino que también ha de ser vertical, en edificios, terrazas y patios traseros. En Basilea creo que existe mucho potencial en ese sentido. Por ejemplo, el puerto también es accesible, algo que no es nada obvio. La zona circundante está en constante evolución y, especialmente en verano, atrae a un público muy divereso con su programa cultural, sus bares al aire libre y sus establecimientos gastronómicos alternativos. Los interesados en el arte urbano podrán disfrutar de las creaciones de numerosos artistas a lo largo de la Uferstrasse.

Seguramente, en los próximos diez años la silueta urbana cambiará mucho, porque están planificados o en construcción numerosos edificios de gran altura. Basilea crecerá a lo alto: por eso es importante poder crear zonas públicamente accesibles. Quién sabe, quizás algún día el fin de semana pueda uno tomarse un café en una de las torres Roche... Sería algo que me gustaría mucho.»